La recreación literaria de la vida, de la humanidad, sigue siendo cautivante, retadora y muy rica. En muchas ocasiones nos da más que los discursos que intentan ser fieles a la realidad, los que están tras la verdad. En Mundo Historial Editores apostaremos, sobre todo, por ella, por ser uno de los mejores espacios para la imaginación, para la aventura, la innovación. En este campo, nos la jugaremos por la transgresión, por nuevas estéticas, por nuevos narradores (desde jóvenes, hasta muy adultos), con tal de impulsarla, moverla un poca más allá, renovarla.

No es muy grato asomarse al periodismo que se hace hoy en el país y el mundo. La emergencia y el terreno ganado por las redes sociales virtuales, la difícil travesía hacia la digitalización, el populismo en todas sus expresiones, la pérdida de la contrastación de la información, la poca amplitud de las fuentes recurridas, el desprecio por la investigación y el poco gusto por la buena escritura, contribuyen a que el panorama se vea desolado, pueril, precario. Desde Mundo Historial Editores hemos salido a buscar, hasta debajo de las piedras, a los nuevos periodistas-narradores que reúnen lo mejor de los cronistas de siempre, de los periodistas investigadores con las técnicas más éticas y audaces (minería de datos, etc.) y de los reporteros con las plumas más versátiles. A ellos nos debemos. El buen periodismo y las nuevas ciudadanías, en estos tiempos definitivos, son dos de nuestros rumbos.

Pensar, investigar, formular nuevas ideas y escribir con profundidad y elevado vuelo son características poco cultivadas en el ámbito intelectual colombiano. El ensayo, ese otro género híbrido o mestizo, permite promover la discusión alrededor de temas antiguos o recientes, desempolvar el gusto por destrezas intelectuales desterradas por la inmediatez y el vértigo del mundo digital, y contribuir a la discusión nacional, una carencia definitiva de nuestro entorno cultural e intelectual. Por esto y mucho más, el cultivo del ensayo está también en nuestra hoja de ruta.