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La corrección de estilo es un oficio, no un pasatiempo. Implica la lectura concienzuda de un texto para revisarlo y hacer los ajustes correspondientes a un escrito de diversa procedencia, índole y destino
El editor es un gerente de los procesos editoriales y, por tanto, es gerente del texto. Está pendiente de él, incluso antes de que se haya terminado, en el sentido de la redacción. Le hace seguimiento a la escritura, lo lee y luego sí lo pasa al corrector, al diseñador, al diagramador y, finalmente, al impresor. El corrector forma parte de esa cadena y su trabajo es fundamental para que el escrito final llegue al lector con el menor número de errores posible.
Instituto Colombiano de Normas Técnicas (Icontec): son las más utilizadas en Colombia y fueron elaboradas y aprobadas por McGraw Hill Interamericana, Red Heuresis, Sika Andina, Universidades Católica de Colombia, de la Salle, Javeriana, Santo Tomás y Colegio Mayor de Cundinamarca. Según estas normas, las referencias bibliográficas pueden presentarse en los siguientes lugares: bibliografía, encabezamiento de un resumen o análisis crítico o notas al pie de página o al final de un capítulo o texto.
Asociación Americana de Psicología (APA): son las más conocidas internacionalmente, y tal vez las más utilizadas. Estas normas muestran requerimientos sobre contenido, estilo, edición, citación, referenciación, presentación de tablas y figuras, etc. La producción de textos científicos bajo las normas APA es estricta en cuanto a la citación y referenciación de autores y textos, y en su presentación.
Asociación de Lenguas Modernas (MLA): el estilo MLA se utiliza especialmente en los escritos de las humanidades. El objetivo principal de estas normas es dar crédito a las fuentes a partir de citas cortas entre paréntesis dentro del texto que después aparecen de manera completa en una lista de obras citadas.
Normas Chicago: El Manual de estilo de Chicago es uno de los más antiguos y más conocidos. Se usa en el ámbito académico para dos grupos diferenciados de disciplinas: 1) historia, arte, musicología, filosofía y otras áreas de las humanidades; 2) ciencias sociales y ciencias naturales. Es, por tanto, una de las más importantes obras de referencia para autores, editores, correctores, entre otros, del mundo anglosajón.
Además de las normas de corrección ¿con qué otras herramientas cuenta el corrector de estilo para hacer su trabajo?
“La corrección de estilo exige dominio técnico de las herramientas informáticas y de búsqueda de información. En nuestros días, el uso de la herramienta Control de cambios no es opcional. El corrector debería ser capaz de utilizarla con los ojos cerrados: configurarla según sus necesidades, tener guías y claves para los autores, conocer varias versiones. Sucede lo mismo con otros recursos, como los buscadores de internet, los foros, los diccionarios en línea y las páginas especializadas”, asegura Jorge Luis Alvis Castro, en un texto de su autoría leído en la jornada Lectura bajo los árboles, organizada por el Instituto Distrital de las Artes (Idartes).
Porque así los lectores podrán entender fácilmente el mensaje que se pretende transmitir. Cuando se corrige un texto se elimina todo aquello que sobra, que le quita coherencia interna o altera su sentido. Toda corrección debe garantizar la comprensión de un escrito.
El corrector de estilo es la persona capacitada para detectar los errores de ortografía y de tecleo, la repetición de palabras, el buen uso de las mayúsculas y minúsculas, de los plurales, singulares, tiempos verbales, etc. Además, es profesional en el manejo de las normas de corrección y conocedor de la gramática de un idioma determinado. En nuestro caso, el español. Adicionalmente, un corrector enriquece, no modifica, no altera y corrige el contenido de un texto. Verifica que su mensaje sea claro y que cumpla con su objetivo de comunicar bien sus ideas.
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